lunes, 10 de octubre de 2011

DECLINA LA REINA EN EL PALACIO DE CARNE

Desde que tengo conciencia de lo diferente que eres de mí, he querido decirte las razones por las cuales intento separarme de ti: eres avara, egoísta, pendenciera, egocéntrica, narcisista, criticona, viciosa, amiga de mis enemigos y, por lo tanto, también mi enemiga. Sí, lo tengo todo estudiado una y otra vez porque has herido mucho mi corazón. Cuando me has tumbado de tal forma que no me provoca levantarme, y allí, lánguido y temeroso, casi muerto, con mi percepción aparentemente desconectada, mi mente logra urdir el plan para vencerte en tu propio juego. Entonces me dejo llevar por ti en medio de la soledad para saciar un deseo que tenemos los dos, pero que yo no quiero saciar porque ya no te quiero, o por lo menos no te quiero de la forma que tú me quieres. Pero aún así te dejo creer por un momento que me revolcaré contigo para que te confíes, y entonces, flash, ves sólo un destello, un relámpago mejor de lo rápido que me voy de allí, y te dejo con tus ganas. Pero en realidad no te quedas, sino que te vienes detrás con tu frustración. Y no te queda más remedio que seguirme, porque dependes completamente de mí. Mi salario te pone dentro de una casa cálida, te alimenta, te viste, te abriga por las noches, te da no sé cuantos lujos…y aún así, quieres más, ya no sé que más, no entiendo qué más…

Doblegada, por fin, dejo ya de sentirte a mi lado, aunque sé que estás. A veces creo que me quieres aplicar el acicate de la indiferencia porque ya no hablas ni pides nada. A penas siento tu respiración por las noches y me veo tentado a acariciarte pero me abstengo, las consecuencias serían críticas si a estas alturas, cuando he logrado ponerte en tu lugar, de pronto sucumbo ante tus ardides. Tal vez si dejo que pase el tiempo, mucho tiempo, el suficiente para hacerte entender que no puedes actuar por tu cuenta, pueda cambiar mis maneras contigo, y volver a tratarte con cariño, como antes, pero sin ceder a tus caprichos.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

MAL PRESAGIO



Edgar, anoche soñé algo muy malo contigo. Soñé que el patrón te comía en el almuerzo con ensalada y arroz, y no es que no me guste la ensalada con arroz, pero no quiero que tú seas parte del menú. Eres mi único amigo en este infierno de tierra, monte y culebras. Puro trabajo desde que nací por mi color de piel, lo reconozco, me espera el fin…, pero tú, tú eres diferente Edgar, mereces ser feliz. Crees que no me doy cuenta de tú inocencia, vives sólo para saltar y comer saltamontes. Por las noches sales, pero no para fornicar como hacen todos, sino para cantarle al Orinoco, yo misma escucho esos sonidos que haces con tu boca. La noche parece tornarse misteriosa y romántica, y hasta comienzan a surgir estrellas grandes, parecidas a las gemas que cargan las hijas de los patrones en el cuello. Que bello cuando cantas Edgar, y el cielo se llena de luces. Hasta los bichos salen a cuchichear cosas sobre ti, cosas buenas desde luego, a pesar de que a veces te los comes. ¿Quieres saber de tus padres?, te diré que están tan preocupados como yo por lo del sueño…, pues sí, se los conté todo, aunque te pongas bravo conmigo. Ellos también se lo contaron a toda la familia, y ahora vigilan afuera para que no te malogre el patrón. Son como mil, quizás más... ¿Sabes algo?, yo no estoy segura que los tuyos puedan con el Patrón, tiene armas Edgar, tiene unas bichas que disparan fuego y quema la piel. Acaso no has escuchado cómo suenan, a veces las disparan los capataces para matar chigüires. Te digo que no le quita el sabor a la carne, y por el contrario se pone blandita. A veces llega aquí ese olor cuando la cocinan, y me gustaría tenerla entre mis dientes. Imagino que la carne se deshace en mi boca y la disfruto hasta llenar la pansa. Pero luego tú te pones aquí, en mi mente, y me dan ganas de vomitar porque creo que te estoy tragando Edgar, tu pobre cuerpecito verde se retuerce en mi garganta y te expulso como cadáver calcinado.

Tus padres quieren que vayas con ellos para que no se cumpla el presagio que soñé. Yo les he dicho muchas veces que no te tengo en una jaula, que tú mismito puedes irte cuando quieras; como cuando llegaste a mis manos…, ¿recuerdas?, acababa de salir del río limpiecita, y me puse esos harapos que los patrones llaman vestido, y allí estabas tú, sobre la roca. Me dieron ternura tus ojos Edgar, y te toqué, y no te fuiste, sino que te quedaste ahí para que te tocara más. Recuerdo que diste un gran salto y te hundiste en mi vestido, dentro de un bolsillito que pasó a ser tu dormitorio. En la cabaña no me gustaron tus modales, aunque no tengo moral para juzgarte. Pero es terrible tu manera de comer y hacer pupú, y creo que por eso podrían descubrir tu presencia. ¿No lo crees Edgar?, pues, yo sé que es posible, porque la otra vez llegó una peste que ni te cuento. Los hombres morían con sólo respirar aquel aire de muerto que venía de alguna parte; y no tardaron en buscar aquí la raíz de todos los males. Por eso te digo que decidas tu destino. No es posible que sigas aquí a riesgo de tu propia vida, a riesgo de que te coma el patrón. Es en serio Edgar, al patrón le encantan los animalitos. Se los come con ensalada y arroz, ¿recuerdas el sueño?...Sí, lo sé, tú no crees en esas cosas de los sueños. Pero igual que los humanos te pones nervioso y tienes pesadillas. Me dan unas ganas de reír porque sé que en el fondo tienes miedo del presagio. Te paras en medio de la noche y te metes dentro de mi manta quietecito, para que yo no te sorprenda y te mande otra vez a tu dormitorio, al bolsillito de mi vestido.





miércoles, 7 de septiembre de 2011

AMOR DOMÉSTICO

Eres infeliz porque no te das cuentas que eres feliz. Fëdor Mikhailovich Dostoyevski

Cuántos quisieran estar en mi lugar dentro de esta casa y con la mujer más guapa de la ciudad. Embriagado con sus mimos y atenciones todo el día, oliendo su perfume, retozando sobre su cama aterciopelada. Pero esta no es la vida que quiero camarada, esta no es la vida que desean mis ancestros. Quisiera ser libre y poder salir de noche a reunirme con mis amigos, echar una cana al aire, o quizás retozar en algún jardín con una gata que me maúlle al oído. A veces vienen mis amigos a contarme, que todas las noches hacen fiesta en las casas vecinas. Dicen que se hace fácil porque los dueños tienen el sueño muy pesado. Entonces bailan y retozan, y se comen el caviar, y un agua extraña que atonta, y viene metida en una botella verde o amarilla. Al final, la casa queda hecha un desastre, pero siempre los dueños la acomodan como si sufrieran de masoquismo laboral o amnesia. Otras veces inventan visitar a las gatas del vecindario, y le cantan serenatas hasta que las convencen. Algunas se hacen de rogar por su posición social, tal vez se creen muy finas, como la mujer que vive conmigo, respingada, llena de alhajas, hundida en una piel de leopardo. Ah, pero como envidio a los que logran quedarse con ellas, y miran las estrellas con toda libertad, echados sobre cualquier parte sin temor a mancharse con el sucio de la tierra o el polvo de los techos. La melodía que surge cuando se hace el amor así, sin reservas, es la propia música de la naturaleza en su trabajo creativo, lástima que termine tan mal. Sí, tan mal, porque ellas se enfurecen de pronto, y empieza una persecución terrible. ¿Será que el amor duele tanto así que ellas terminan odiándonos? Por lo menos la mujer que vive conmigo, nunca se enoja. A veces pienso que no me ama tanto como para perseguirme, pero aún así, soy como indispensable para ella. Le encantan mis ojos azules que brillan en la oscuridad, mi piel grisácea, la gordura que ella misma ha provocado en mi carne con sus manjares, y la hace reír. Siempre se queda contemplándome sobre mi colcha, y por alguna razón que no acierto comprender, en esos instantes, soy feliz.

miércoles, 31 de agosto de 2011

DESDE LA ETERNIDAD

Sonó el timbre a las cinco de la tarde y el niño abrió la puerta. El abuelo estaba justo en el umbral, de cuclillas, y con los brazos extendidos para abrazarle. El niño gritó: ¡abuelo!, y se echó sobre él con gran euforia. –Niño, niño de mi corazón, dijo, cómo te quiero. –Sí abuelo, yo también…El niño se le quedó viendo las manos, como buscando algo. –Ah, aquí tienes, dijo el abuelo, y sacó unos caramelos de sus bolsillos. -¿Son de chocolate abuelito?, ¿de qué son?, dijo el niño.-Son de miel hijo, de miel. ¿Y tu padre?, dijo, mientras miraba cada rincón de la casa. Tenía una extraña melancolía en sus ojos, como si regresara de un largo viaje, y como si cada parte de la casa le recordara momentos entrañables. –Está en el trabajo abue…lito, decía el niño tragando los caramelos. Pero mamá está en casa de la vecina. – ¡Caramba!, dijo, siempre están ocupados, y tengo tanto que decirle a mi hijo. -¿Qué abuelo?, dijo el niño.-A tú padre hijo, que me gustaría decirle lo hermoso que es allá dónde estoy. Por eso vengo todas las tardes a decirle cómo es…quiero verlo algún día por allá, dijo el abuelo.-Pero ya mi papi viene abuelito, dijo el niño. –No hijo, tengo varios días viniendo, y nunca llega. –Sí abuelito, si llega, dijo el niño. –Pero mucho después, cuando este viejo ya se ha ido. -¿Quiero ir contigo abuelo?, dijo el niño. –Algún día hijo, ahora estás muy pequeñito. Además, tienes que decirle a tu papi que lo amo mucho, y lamento que mi partida haya sido tan inesperada. Me gustaría que comprendiera que a veces la muerte llega sin aviso.

Pasó cierto tiempo, como más de una hora. La tarde ya daba el aviso crepuscular, y la bóveda celeste se ponía naranja y luego roja. El niño jugaba en presencia del abuelo, le decía cosas de su mundo fantástico de superhéroes, carros volantes, y dragones superestelares. Tenía un montón de plastilina que doblaba aplastaba y estiraba, dándole formas y nombres, y con orgullo lo enseñaba a ese anciano que admiraba porque era el papá de papito, o porque le daba caramelos, o porque sabía muchas cosas. Pues, ese día, cuando el padre llegó del trabajo, el niño le cuchicheó el mensaje en el oído, y éste, sin poder contener lo que sentía, lloró de la misma forma que el día anterior, y el anterior, y el anterior…

domingo, 28 de agosto de 2011

REBELIÓN

El profe abre la puerta mientras camina lentamente hasta el escritorio, sus oídos zumban por el bullicio. Con dedos nerviosos logra abrir la maleta de cuero, y saca un fajo de hojas, mientras el sudor desciende por su frente. Los adolescentes, al notar su decaimiento, ríen, aumentan el sarcasmo, producen un ruido molestoso con las patas metálicas de los pupitres. -¿Por qué vino profe?, dicen. El profe reparte las actividades impresas en un papel, sin palabras difíciles, un contenido sencillo desarrollado anteriormente. Los alumnos buscan pretextos: se les quedó el libro, un fantasma robó sus lápices, se agotaron las minas de un portaminas, permisos para hacer pis, sobre todo las chicas que usan la excusa del periodo menstrual…De pronto, unos taquitos de tiza vuelan inadvertidos, bolondronas de papel caen como balas de un antiguo galeón, el descaro llega al límite con los ronquidos de una bella durmiente llamada Carlota, y la rueda que se abre en medio del aula para una improvisada pelea de box… El profe, haciendo uso de una envidiable calma, escribe sobre el pizarrón la frase: “clase vista”, y sale del salón…

lunes, 3 de enero de 2011

AMOR DE ESCLAVO

“El amor por alguien no merecido, es peor que la esclavitud de las propias cadenas”.


1

Un día, Lamin vio el amanecer en el tronco. Tenía los grilletes gruesos que usaban para castigo. Su recuerdo del día anterior le llega borroso. Pero el rostro furibundo del amo, activó las imágenes de los momentos previos al golpe que le dio el capataz. Se encontraba en la barraca, hablando de la señora con otros esclavos. Hacía un relato minucioso de su vigor en la cama, al punto, de comparar a la mujer blanca con la negra. El amo Hernando escuchaba escondido, arropado por la noche. Había detenido el ímpetu del capataz que quería silenciarlo y castigarlo de una vez. La ofensa a su señor no puede perdonarse, sobre todo, cuando es tan grave. Lamin revela con una sonrisa lo que le dijo Antonieta, gimiendo de placer en el camastrón.


–Sí hermanos, seré libre, y mandaré en la casa grande. Ella me lo prometió. Siendo señol, otro gallo cantará…podrán ser libres.


Hernando no soporta más, y da seña a Juan con la cabeza. Ambos salen de la sombra y caminan hacía la rueda humana, cerca de las antorchas. A medida que el amo se aproxima, los negros callan, el temor los paraliza. Lamin parecía un muñeco de arcilla, quedo y frágil a la vez. Tenía la vista hundida en tierra, y sólo miró al amo segundos antes de recibir el golpe del mosquete.


-No tienes remedio negro apestoso, ¡no sé qué haré contigo! Si no fuera porque necesito brazos para la plantación, te vendería.


Hernando gira a su alrededor, y evalúa su espalda.


-A ti como que te gustan los azotes de Pedro, te encantan las marcas en tu espalda, ¿verdad? Pues, de aquí no saldrás hasta que lleves una buena lección por tu osadía. Mi esposa es una zorra de corte, lo sé, pero eso no te da derecho a pretenderla. Nunca serás libre, y mucho menos señor de mis tierras. Para ello tendrías que cambiar el mundo. ¿Quién te crees negro?


Hubo una pausa, unos instantes de silencio para el castigo. El capataz se aproxima y toma impulso. El picor del primer golpe se hace ardor intolerable, pero la rabia que siente lo fortalece. Cuarenta golpes de fusta no eran suficientes para atenuar la venganza de Hernando.


-¡Pedro!, me lo pondrás tres días en el cuarto oscuro, sin comida o agua, a ver si a este se le quitan las malas mañas.


Lamin estaba casi moribundo, con las muñecas sujetas a los grillos y los brazos prensados por el peso de su cuerpo. La boca del amo habló directo en su oído:


-Que no sepa otra vez que te metiste en su cama, o que andas diciendo estupideces como las de anoche…negro.


2


El viejo Mahamadou silba como ave nocturna en medio de la noche. Olaudah escucha y responde. El mensaje es claro. Todo está despejado. Todo en calma. Hace una hora que el capataz duerme. Los blancos que custodian el cuarto de castigo, se distraen con las negras chupando aguardiente de caña. Las negras son cómplices para distraerlos. Bailan y muestran sus piernas lampiñas. Coquetean con sensualidad irresistible dominando sus ojos. Mahamadou se escabulle envuelto en oscuridad y llega al cuarto de castigo; su hijo, duerme agotado por las heridas y el hambre.


– ¡Lamin!, ¡Lamin!...dice.


Su muchacho no responde. Un pensamiento funesto se le cruza, pero sacude su cabeza. Entonces su hijo tose varias veces y carraspea:


-Pae, ¿estás ahí?


La oscuridad es densa más allá de los barrotes.


-¡Acércate hijo, estoy aquí! Gracias al cielo que vives, por un momento te vi muerto.


–Yo también lo pensé, cuando vi tanta oscuridad. Pae, tengo hambre.


-Aquí tienes, agua y fruta, fue lo único que pude conseguir.


– ¿Recuerdas aquel blanco que mató a madre en África? ¿Lo recuerdas?


-Sí hijo, lo recuerdo.


-Era una bestia pae, su cara me dio tanto miedo que nunca la olvidé, a pesar de tener sólo cinco años.


–Sí, era perverso ese cazador de esclavos portugués.


-Luego nos vendió a los españoles, al capitán Herrera, ¿recuerdas?, dijo Lamin.


–Sí, lo recuerdo, pero ese fue peor aún hijo.


– Hoy, vi la cara de aquel perverso portugués cuando miré al amo. Me habló con mucho odio, como si quisiera matarme.


–No es para más Lamin, tiene celos por su esposa. Cualquier hombre blanco o negro o indio, tendría odio contra el que tomara su esposa. Tienes suerte que no te matara o vendiera.


–Pero lo hará pae, seguro después de la cosecha.


–Todavía falta tiempo hijo. Tal vez se aplaque su ira, tal vez te perdone, si te portas bien.


-No sé, amo a mi señora, no puedo sacarla de aquí… (y puso la mano sobre su pecho.)


-Pero lo harás Lamin, lo harás.


-Se hace tarde pae, aquellos miserables pueden venir.


-No hijo, los blancos duermen, puedo estar contigo un rato más.


–No sé qué haría sin ti. Casi muero sin esta agua que traes.


–Eres mi hijo, ni siquiera estos barrotes pueden separarme de ti.


Después de tres días, Lamin regresa a la faena. Ha iniciado la cosecha y el trabajo es arduo. La vida bajo el sol inclemente con un látigo royendo la espalda siempre será ardua. Desprenden el cacao de la mata, y lo echan en canastas, para luego cargarlas hasta el granero. No es fácil. Las frentes parecen cascadas de sudor ardiente. Las aguadoras visitan de vez en cuando, en el límite de la resistencia corporal. No es mucha la descarga que hacen en cada boca seca, sólo para un buche. Son las indicaciones de Pedro, pero cuando viene el amo, les dan más. El amo sabe que con sed poco rinden. Mientras que Pedro los ve como dromedarios del desierto africano. Pretendiendo sacar vigor de cuerpos agónicos.


3


Lamin fue descubierto infraganti otras veces en la casa grande, y cada vez, era más fuerte el castigo. Ya no podían contarse las marcas de su espalda, ni las cicatrices, ni las quemaduras de fierro en su rostro. Estaba muy delgado y pálido, por los muchos días sin probar agua o pan en el cuarto de castigo. Los consejos de Mahamadou carecieron de fuerza frente a ese amor enfermizo. Lamin pensaba que Antonieta también sufría por su lejanía. Que poco podía hacer contra las decisiones de Hernando, que si fuera por ella, sería libre. Lo que no sabía, era que su ama ya lo había cambiado por otro esclavo.


A todo este hecho lamentable en la vida de Lamin, se añadió la muerte de su hermano. El cadáver de Olaudah fue encontrado en el granero. Padre lloraba sobre el pecho de su hijo mayor. Muchos hermanos reunidos bajaron la cabeza mientras se escuchaba el sollozo de Mahamadou. Allí Lamin supo que padre siempre tuvo razón. La doña envenenaba a los negros que ya no le interesaban. Era como una especie de bruja mala que absorbía la chispa viril de los hombres.


Al rato, padre se ha quedado dormido sobre Olaudah. Lamin lo toca, una y otra vez, pero no reacciona. Su piel está fría y pálida, el cuerpo sólido y pesado como roca, ya no se escuchan los latidos de su corazón, ni sus sollozos, sólo el sonido del viento que choca contra los árboles, o quizás su espíritu que se despide.





VECINOS INDISCRETOS

Inspirada en la película “La Ventana Indiscreta” (1954) de Alfred Joseph Hitchcock
 

 

-Papi, cierra la ventana que está mirando otra vez.

-Ese tipo no puede ver que entras al baño. Parece que te estuviera cazando las veinticuatro horas.

-No sé… yo no tengo la culpa papi.


-Claro, las mujeres siempre le vienen con eso a uno, por qué no dicen la verdad.


-¿Cuál verdad?


-Cuál va a ser, que le gustan que se la devoren con los ojos.


-Me ofendes, ¿acaso yo tengo la culpa de que un 99% de los hombres tengan testículos por cerebro? Además, ese hombre parece que está enfermo. Quién sabe, puede que sea un retardado mental.


-Sí, está enfermo de tanto ver por la ventana a las mujeres de otros...


-Lo que te digo puede ser verdad papi. Hay un alto porcentaje de hombres que tienen el síndrome de Down, y luego de adultos, después de morir sus padres, viven solos en un departamento.


-Tú y tus porcentajes Marilú. Yo creo que ese tipo es más inteligente que tú y yo. Acaso no te das cuenta cómo maneja sus prismáticos, cómo lo gradúa con su dedo. Lo hace como si estuviera investigándonos, con una frialdad que intriga. Te digo que si no captara desde aquí sus pupilas libidinosas, pensaría que es un investigador privado, o un agente del CICPC. ¡Pero míralo!, ni siquiera disimula cuando lo vemos fijamente.


-Cierra la ventana papi, cómo te gusta abrumarte con la gente.


-Sí, se la voy a cerrar en la cara al tipo ese.

Al día siguiente, Cosme abrió la ventana, y no vió a nadie en la de enfrente. Se sintió cómodo. Se metió al baño y comenzó a cantar "La Donna e Móbile" bajo la ducha fría. Marilú se sentó en la mesa de la cocina con el desayuno. Se metía pedacitos de pan en la boca mientras veía la ventana del vecino curioso.


-Papi, decía en voz alta, por fin el vecino nos dejó en paz.


-Sí, ya me di cuenta. Fue una fortuna abrir la ventana y no encontrarlo pegado al vidrio como un limpia peceras.


-Aquí tengo tus arepas.


-Okey, tápalas, quiero quedarme un rato más bajo esta agua rica.


-No sé cómo la aguantas tan temprano, parece hielo.


-Me despierta Marilú.


-Me mata. La prefiero tibia.


Marilú tomó otro sorbo de café, y miró por la ventana. Se quedó con la taza detenida en su boca cuando apareció una mujer mirando a través de los prismáticos.


-No vas a creer esto papi, pero ahora está la esposa enfocándonos con los prismáticos.


-Bueno, si es una mujer no hay tanto problema.


-¿Por qué?, dijo ella frunciendo el entrecejo.


-Bueno, tú sabes Marilú, las mujeres no son tan morbosas. Dime, ¿qué puede estar viendo?, ¿el color de nuestros muebles?, ¿el diseño de la cocina?, ¿las baldosas?…


-Yo creo que debemos poner la puerta del baño cuanto antes, dijo ella mordisqueando la arepa.


Cosme salía del baño sin la toalla. Se paró precisamente en el umbral, haciendo una especie de estiramiento físico.


-Pero, qué haces, ¿por qué te paras allí desnudo?


-Vas a ver, se va a asustar...


Cosme se pasaba la toalla por la entrepierna, debajo del sobaco, y detrás de la espalda. Entonces inició una especie de danza sensual.


-No creo que se asuste Cosme.


-Espera un minuto…


Cosme volvía a moverse como si estuviera ejecutando cabalmente algún tipo de danza oriental.


-No voy a esperar más, esa mujer te está buceando Cosme. Mira cómo gradúa el binocular, mira cómo se ríe y se lame el labio superior, es una... una…perra.


-Te fijas, dijo Cosme con una sonrisa, ves cómo se siente uno.


-Ah, eso querías, descobrartela.


-Siempre te vas por el lado de la venganza mi amor. Lo que quiero es enseñarte cómo son las cosas, te llevo algunos años.


-Sí, en estos casos parece que me llevas todos los años del mundo.


-Pero no te molestes. Ya me pongo la toalla, ves, ya me la puse.


-Lo que quiero es que no te comportes como un strippers.


-Fue sólo una manera de alejarla. A esos fisgones es mejor confrontarlos. Mi primo el psicólogo dice que, a los sádicos, no hay que mostrarles miedo. A veces me cuenta que, durante las crisis, ha tenido que mostrarles hasta su miembro para que sepan quién es el jefe.


-¡Por Dios papi, qué vergüenza! No te creo.


-No, él lo dice muy en serio. Si supieras las historias que tiene sobre las ninfómanas…


-No, no, no me cuentes esas cochinadas, mira, parece que se quitó.


-Sí, y mira quién llegó, el fisgón.


-Parece que se trae una cena muy especial, mira las botellas papi, Champagne, umm, desde cuando no me haces algo así.


-Bueno mujer, la masa no está pa’ bollo.


-Mira cómo cenan…, ¡qué lindo! Viste, hasta la gente rara es romántica con su pareja.


-Me conoces Marilú, sabes que nunca he sido romántico.


-Pero es que ni siquiera haces el esfuerzo. Ah, qué preciosa escena, cómo le besa las manos; y el candelabro hace un ambiente formidable. Todo tan cálido.


-Creo que se me aguan los ojos Marilú. Casi lloro.


-¡Ja ja ja!, tienes que aprender papi. Pásame los binóculos porfa…


-Aprender de un par de sádicos, estás loca…,toma.


-Entonces prefiero enamorarme de uno.


-Mira lo que dices, mira lo que dices, luego soy yo el de las ofensas.


Marilú se ríe mientras mira cada detalle con los binóculos. Cosme se queja mientras ella describe cada movimiento de los vecinos.


-Parece que conversan. Mira, ahora se levantan. Creo que ya cenaron. Él tan caballeroso, le retira la silla delicadamente, ah, si tú lo hicieras, colocaría un cuadro tuyo en medio de la sala.


-Ya basta Marilú, ¿acaso no te has dado cuenta en lo que nos hemos convertido?


-Sí, en un matrimonio aburrido.


-No, creo que no lo entiendes.


-Sí, ahora lo entiendo, y muy bien… Mira, se dirigen al cuarto...


-¡Basta Marilú!, no hago más este papelito.

-¿Cuál papelito?

-Pues, el de fisgón, el de fisgón mujer.








DIARIO DE UN CHIPRIOTA (La historia de Elimás el mago)



(Basado en el libro Hechos de los Apóstoles¨ Cap.13:4-12)

 
Pafos. Provincia de Chipre. Año 46 Siglo I d.C




Día uno
ISLA DE CHIPRE


Había una torrencial tormenta en la isla, por eso los pescadores se retiraron de la playa antes que las nubes descargaran toda su potencia. La ventisca era tan fuerte, que casi me empuja al mismo precipicio, pues me encuentro muy alto en la montaña de los dioses. Desde aquí atisbo las barcas volcadas por el oleaje, y el estruendo de los cielos que se une con el estremecimiento del mar. Todos los aldeanos quedan impotentes ante la fuerza sobrenatural de Poseidón, aunque no abandonan la esperanza. Al amanecer, cuando se hayan calmado los dioses, gran abundancia habrá en toda la playa, como suele suceder. Una alfombra de peces plateados será la respuesta a nuestras plegarias .

Día dos


PROCÓNSUL SERGIO PAULO
 
Los hombres levantan sus casas con esfuerzo y paciencia, como siempre lo hacen. Así que, nada nos preocupa, somos fuertes y muy testarudos. Lo que nos inquieta son los altos tributos de Roma, y los sórdidos consejos que hace Elimás a Sergio Paulo, el único procónsul con buenas intenciones para esta tierra. Es como una especie de embrujo que tomó su voluntad. Algunos chipriotas dicen que son testigos de un pacto de sangre que hizo una noche Elimás con Poseidón. Se oyeron gritos terribles procedentes de la playa. El mago estaba arrodillado frente al mar invocando al mismo dios de la destrucción para que le concediera poder sobre los mortales. Un extranjero de las tierras del norte de Salamina, encontraron un día después,desangrado en medio de un oráculo de polvos y rocas. Esa fue la vida que tomó poseidón.
 
Día tres
 

ADORADORES DE ARTEMISA
 
Se escucha el murmullo de los sacerdotes de Artemisa, que suben al Olimpo, para que ésta interceda ante Zeus por la protección de Chipre. Pero tal vez, Afrodita, la retrase en el camino y luche con ella hasta el amanecer, los magos dicen que la odia hasta la muerte pues le ganó el amor de un mortal llamado Dionisio. Pero a pesar de su retraso, Zeus doblegará una vez más a Poseidón y liberará las especies del mar. Calmados los dioses, el océano volverá a ser benigno, y abundará la comida por un año; hasta que otro conflicto de los dioses afecte la vida de los hombres.

Día cuatro

PABLO


Los chipriotas hablan de la visita de un tal Pablo de Antioquia. Dicen que hace prodigios más grandes que todos los magos reunidos en la provincia. ¿Será otro profeta más en busca de posición y fortuna?, la verdad, no lo sé, pero lo que hace es bueno y agrada a la gente. Por eso son recibidos con gran estrépito. El mismo Procónsul ha venido para observarle desde su carro rodeado de centinelas. No sé qué le pasa a mi pueblo, por lo común es bullicioso y desordenado, pero cuando ven a Pablo levantar su mano, hacen un silencio que, hasta el sonido del viento se percibe con claridad. Su discurso es impactante y, con sólo invocar a su Dios, Jesús, suceden cosas muy extrañas: La lepra desaparece, piernas mutiladas crecen hasta alcanzar su tamaño, las voces de los mudos retornan, y los ciegos gritan enloquecidos, porque un mundo lleno de colores se descubre ante sus ojos. De pronto, algunos pronuncian lenguas desconocidas y rompen las esculturas de Zeus y Artemiza.

 
Día cinco

ELIMÁS EL MAGO
 

 
Las cosas han cambiado en Chipre. La multitud sigue a los extranjeros y creen en sus palabras. Ya es demasiado evidente el poder que despiden sus manos cada vez que pasan por un enfermo y éste es sanado al instante. Sergio Paulo está fascinado y llama a Pablo. El mago aconseja al Procónsul, le advierte, le dice que son unos charlatanes, pero él no le cree, sospecha los celos de su sirviente y no le importa: ¡Te he dicho que los traigas ante mí!, dice. Pero el mago, testarudo, los retiene, les dice que sigan su camino. Sergio Paulo intuye lo que pasa y manda algunos centinelas. Los soldados traen a Pablo pero Elimás se interpone arbitrariamente:

__ ¡Mi señor no tiene nada que escucharte Pablo!, dice. Pero Bernabé y Juan defienden a Pablo:




¿Por qué no podemos hablarle a tu señor?, ¿no lo amas?, ¿no quieres que se salve del infierno?, dice Juan.
 
-Tú señor es libre en decidir qué creer, dice Bernabé.
 
Nunca olvidaré la cara turbada de Elimás cuando veía desaparecer ante sus ojos, el mundo que una vez conoció. La sensación de perder su influencia sobre el Procónsul, arrebatada por la justicia del mismo cielo, y las palabras terribles de Pablo:
 
¨ ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del infierno, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? ¨
 
Al instante, quedó ciego y cayó de bruces sobre el camino rocoso. Gritaba: ¡clemencia!, ¡clemencia! Sus manos llenas de sangre sosteniendo el peso de su caída con gran desconcierto. Así terminó Elimás el gran mago de Chipre, hundido en el fango de su propia maldición, como las pitonisas del templo de Artemisa y el supuesto poder del Olimpo.



















































LA MONA LISA o GIOCONDA

LA MONA LISA o GIOCONDA
Por: Leonardo da Vinci

PERROS JUGANDO POKER

PERROS JUGANDO POKER
Perros jugando al póquer es una serie de pinturas realizadas por Cassius Marcellus Coolidge. En total 16 obras que muestran a perros con actitudes humanas, de las cuales 9 las mostraban jugando al póquer. En las otras se mostraba a los perros fumando cigarro, bailando, jugando Baseball y declarando en la corte.

ROMEO Y JULIETA

ROMEO Y JULIETA
Español: Representación de la famosa escena del balcón de Romeo y Julieta. Pintura de 1884, por Frank Dicksee.

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Creí que mis sentidos se habían agudizado: olía la pólvora de la bala que no había explotado, escuché cada órgano de mi cuerpo y la sangre fluir por la arteria impulsada por mi corazón. Pensé que la muerte estaba tan cerca que no podría distinguirla si venía. Y en realidad, no lo hice. Nunca pude saber si había muerto luego de ese día. Sólo sigo escuchando voces. Algunas conocidas, otras no. Algunas veces escucho gente que me rodea y llora. Se torna todo como una pesadilla. Me gustaría sentirlos cuando me tocan. Abrazarlos. Quisiera alentarlos. Decirles que siempre hay esperanza. Que tal vez un día yo salga de esta situación. Y me pueda mover y parar y caminar. Porque es terrible estar así. Como si muriera por gotas. Por gotas contadas por ese pitido interminable de la máquina. Es algo parecido a soñar despierto. Sólo que no puedes abrir los ojos. O aún más terrible. Como morir soñando. Y en ese caso, sería el primero que muere así. Extracto del cuento EN COMA.
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